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Día Internacional de la Preservación de la Capa de Ozono
► El Protocolo de Montreal, destinado a proteger la capa de ozono, es ejemplo de que las decisiones y acciones colectivas son la única forma de resolver las grandes crisis mundiales.
► Ahora es el momento de trabajar para la recuperación mundial y debemos comprometernos a construir sociedades más fuertes y resilientes.
► Es fundamental apostar por una transición ecológica justa y cambiar nuestra forma de producir y consumir hacia un modelo en consonancia con la naturaleza y las personas.
Hoy, 16 de septiembre, se celebra el Día Internacional de la Preservación de la Capa de Ozono, con el que la ONU pretende celebrar el éxito que el trabajo y las acciones colectivas de los gobiernos, los científicos y la industria, bajo la firma del Protocolo de Montreal, ha tenido para la preservación de la capa de ozono.
El lema de este año, en el que se cumplen 35 años de protección de la capa de ozono, es «Ozono para la vida», que nos recuerda que el ozono no solo es crucial para la vida presente en la Tierra, sino que debemos continuar protegiendo la capa de ozono para las generaciones futuras.
La capa de ozono es una franja frágil de gas que protege la Tierra de los efectos nocivos de los rayos solares, contribuyendo así a preservar la vida en el planeta. La vida en la Tierra no sería posible sin la luz solar pero la energía que emana del sol sería demasiado para que la vida en la Tierra prosperara si no fuera por la capa de ozono. Esta capa estratosférica protege nuestro planeta de la mayor parte de la dañina radiación ultravioleta del sol. La luz solar hace posible la vida, pero la capa de ozono hace posible la vida tal como la conocemos.
Sin embargo, durante años hemos estado utilizando una serie de productos químicos (como los CFC) que la dañaron gravemente, poniendo en peligro nuestra propia existencia y la del resto de seres vivos del planeta.
A finales de los años 70, la comunidad científica puso la voz de alarma al indicar que se estaba generando un agujero en este escudo protector. Un esfuerzo internacional conjunto, iniciado en 1985 con la Convención de Viena y continuado con la firma del Protocolo de Montreal dos años después, ha permitido la eliminación y reducción del uso de sustancias que agotaban la capa de ozono, ayudando no solo a protegerla para la generación actual y las venideras, sino también a mejorar los resultados de las iniciativas dirigidas a afrontar al cambio climático.
La importancia del Protocolo de Montreal
El objetivo principal del Protocolo de Montreal es la protección de la capa de ozono mediante la toma de medidas para controlar la producción total mundial y el consumo de sustancias que la agotan, con el objetivo final de eliminarlas, sobre la base del progreso de los conocimientos científicos e información tecnológica.
La aplicación del Protocolo de Montreal ha progresado bien en los países desarrollados y países en desarrollo. Todos los calendarios de eliminación se han respetado en la mayoría de los casos, algunos incluso antes de lo previsto. En vista del progreso constante realizado en el marco del Protocolo, ya en 2003, ex Secretario General Kofi Annan declaró: «Tal vez el acuerdo internacional más exitoso hasta la fecha ha sido el Protocolo de Montreal«.
Para UGT, este Día debe verse como un ejemplo de que las decisiones y acciones colectivas, luchando por un bien común y guiadas por la comunidad científica, son la única forma de resolver las grandes crisis mundiales.
Este año, hemos sufrido las terribles consecuencias de la pandemia de la COVID-19, que ha traído consigo tantas dificultades sociales y económicas. Ahora es el momento de trabajar para la recuperación mundial y debemos comprometernos a construir sociedades más fuertes y resilientes. Necesitamos una transformación, no podemos intentar salir de esta crisis con las mismas recetas de siempre.
Reiniciar con justicia climática y social
Hay que reiniciar con justicia climática y social, apostando por transición ecológica justa. Tenemos que aprovechar la oportunidad y transformar nuestra forma de producir y de consumir, nuestro estilo de vida, hacia uno que esté en mayor consonancia con la naturaleza y las personas.
Es nuestro deber esforzarnos en afrontar el cambio climático y en proteger la naturaleza y los ecosistemas, al igual que hicimos con el agujero de la capa de ozono. Los tratados y acuerdos alcanzados en esta materia destacan como buenos ejemplos de cómo, cuando hay voluntad política, hay pocos fines que no podamos lograr en la lucha de una causa común.
Hagamos que este trabajo conjunto para preservar la capa de ozono nos sirva de estímulo para mostrar la misma determinación en proteger la biodiversidad, luchar contra la emergencia climática y construir así un futuro más esperanzador y justo para toda la humanidad.